Escribir o no escribir, esa es la ironía


En la "blogsphere" o mundo de los blogs y en las redes sociales, abiertas a todo tipo de lector, las publicaciones de los diferentes ministerios pueden jugar un papel muy importante. Sin embargo, hay que notar algo: entre todos los lectores que llegan a leer en estos medios, hay en verdad de TODOS los tipos y estilos.

Los tipos... de lectores

Está aquel que lee el título y con eso emite toda clase de juicios: que sí es un mal título, que si el artículo no es bueno, que si el contenido es herético, ¡y todo a partir de un simple título!

Los hay también como el lector que hace un "escaneo visual" al artículo y siente que ya se enteró de la posición doctrinal del que escribe, pero habiendo omitido leer el artículo completo, pierde los detalles que aclaran con precisión la postura del autor, pudiendo, o bien juzgar equivocadamente el contenido, o pensar que ha aprendido algo, cuando en realidad ha asimilado su propia opinión condimentada con una que otra idea incompleta de lo que ha "leído".

Y está también el tipo de lector que lee el título y los primeros cuatro renglones del artículo y se lanza en contra del autor, o a favor de este, sin siquiera pensar que probablemente ha leído las frases provocativas puestas allí —con minuciosidad e intencionalidad— por el autor, para llevar a los lectores al resto del artículo y establecer un punto particular que ha planeado presentar.

[Aclaro que no estoy haciendo referencia a tipos de lectores definidos por estrato social, económico o académico, pues de los tres que he mencionado, me he encontrado ejemplos provenientes de todos y cualquiera de los niveles; que quede claro.]

Un problema de entre muchos

Y hay un problema que he visto —y vivido con frecuencia— y que es muy común para aquellos de nosotros que escribimos y usamos de figuras como la ironía y el sarcasmo. El problema no es con aquellos lectores que al encontrarse una ironía o sarcasmo, los entienden como tales y pueden comprender lo que el autor está expresando en su justa dimensión y significado. El problema es el hecho de que un GRAN número de lectores, sobre todo de los tipos que he mencionado antes, a los que no les es posible identificar estas figuras, al encontrarlas se pierden en el significado literal y terminan entendiendo exactamente lo contrario a lo que el autor ha deseado transmitir. Y allí nacen los ataques, las confusiones y las campañas de desacreditación.

¿Que haremos entonces? ¿Dejaremos de escribir con figuras literarias? Creo que la lección para mí es que tal vez deba olvidarme de escribir para dejar de confundir a los lectores... Sí, bueno, lo notaste, hablé con ironía.

En realidad creo que es un problema sin una solución sencilla y que honestamente, sería difícil pensar en resolver desde esta trinchera. Y no lo digo porque no me importe, sino porque si tuviéramos que reescribir todo lo que contiene ironías y sarcasmo y evitar usar estas figuras en lo que escribimos, pues también tendríamos que editar cada artículo y cada libro que las usa, incluyendo a la Santa Biblia. ¿La Santa Biblia? Sí, también.

¿Ejemplos en la Santa Biblia?

Por ejemplo, Jesús:

"¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!" (Mateo 23:23-24, énfasis mío).

Elías:

"Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: !!Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho. Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle" (1 Reyes 18:26-27, énfasis mío).

Pablo:

"¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo" (2 Corintios 11:1-2).

"Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres" (1 Corintios 15:32-33, énfasis mío).

¿Solución o lección?

Tal vez el tiempo y la mucha lectura podrían ser la medicina para este mal.

Así que la lección real es, para aquellos que navegan por el "oceano internáutico": leer todo lo seleccionado y leerlo bien, consultando lo que sea necesario para entender cabalmente dicha lectura. Y para los que escribimos: seguir recibiendo la crítica y hasta los ataques y el descrédito temporal con amor y haciendo lo posible por responder, con la Palabra de Dios en la mano, a cada cuestionamiento, cuando este sea legítimo y en realidad sirva de edificación para nuestros objetores.

Jamás dejaremos de aprender, por lo que debemos tener la humildad para aceptarlo y continuar con nuestra instrucción en todas las áreas de nuestra vida.

Si el escritor y el objetor realmente han sido comprados por la misma sangre, entonces solo es cuestión de tiempo, madurez y paciencia.



Un ejemplo muy reciente en este blog de lo que he dicho arriba, es el primer párrafo de este artículo.

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